La industria del vino se prepara para atravesar un año con buenas perspectivas para las exportaciones, aunque amenazado por la intención del Gobierno de aplicar un retenciones del 8%. Para los productores y las bodegas, con un mercado interno alicaído, la aplicación de retenciones tal como están planteadas en la ley ómnibus que se debate por estos días en el Congreso atenta contra la recuperación del sector, que en 2023 vio caer un 30% sus exportaciones.
Desde la agrupación COVIAR (Corporación Vitivinícola Argentina) señalan que pagar derechos de exportación del 8% para la vitivinicultura “implica una pérdida de competitividad y de mercados, caída en las ventas al exterior, especialmente en pymes que dejarán de exportar”.
“La aplicación de derechos de exportación al sector afectaría directamente a toda la cadena vitivinícola, principalmente al sector primario atentando contra la generación de empleos, la competitividad externa y la atracción de inversiones de una industria presente hoy en 18 provincias”, sostuvo Mario González, presidente de COVIAR.
Desde Bodegas de Argentina marcaron que las retenciones van a sumar “sólo 60 millones de dólares a las arcas estatales, constituyendo apenas el 0.005% del gasto público”. Y plantean que esto se hará “a un costo de perjudicar aún más la competitividad de las exportaciones argentinas frente a países sin gravámenes a las exportaciones”.
Las dos instituciones vienen convocando a los gobernadores y a los legisladores para lograr revertir esta medida, al estilo de lo que ya consiguieron los mandatarios de la Patagonia con la ley de pesca, también incluida en la Ley Ómnibus.
Desde las bodegas también están en guardia, aunque se ilusionan con tener un buen año. Manuel Lanús, CEO del Grupo Colomé, apunta que «va a estar muy complicado y el foco estará en atender y cuidar nuestra estructura de costos, manteniendo siempre nuestros estándares de calidad y de servicio. Nuestra propuesta es diferenciadora en cuanto a que representamos una región vitivinícola como Salta que tiene que crecer mucho en darse a conocer».
«Los últimos tiempos no fueron buenos para las exportaciones de vino argentino, con caídas en los principales mercados. Es el momento de que podamos concretar acuerdos de libre comercio con mercados claves que nos permita llegar a las góndolas del mundo en las mismas condiciones que otros competidores internacionales, como Chile», dice Lanús.
«Para nosotros será una cosecha mejor en comparación con la del año pasado con respecto a la cantidad y calidad«, asegura Maricel Valdez, enóloga de Familia Millán Wines Series. Se trata de una empresa mendocina que figura entre las primero 10 exportadores de Argentina y que fue elegida como la bodega del año por la guía Descorchados.
«Vamos a estar muy atentos a lo que pase en cuanto a las retenciones de los vinos, ya que es un condicionante fuerte para poder exportar. Nosotros venimos haciendo un trabajo de varios años en mercado externo en consolidar las marcas de nuestros proyectos», refuerza Valdez.
Desde la bodega Kaiken, su enólogo, Juan Pablo Solis, sostiene que «el sector vitivinícola argentino enfrenta un 2024 con buenas perspectivas. La gran pregunta es si con este tipo de cambio más competitivo vamos a tener chances de ganar nuevos mercados y subir fuerte las exportaciones».
En este contexto, Solis destaca que «la estrategia es seguir siendo competitivos. Para consolidarnos en el mercado tenemos que seguir trabajando, viajar mucho para visitar los mercados, estar en contacto con los importadores, diagramando todas esas acciones de marketing y tratando de competir. No es fácil vender vino afuera».
«Creo que en el mediano y largo plazo, con este tipo de cambio más competitivo y los saldos exportables que se están recomponiendo es de esperar que los sectores exportadores se vean beneficiados«.
El 70% de las ventas del vino argentino ocurren en el mercado interno. «Para las bodegas que están enfocadas 100% en el mercado interno, el panorama por ahí no va a ser tan auspicioso porque la demanda interna se va a mantener acotada, hay un bajo dinamismo para los salarios reales», sentencia Solis.
Alberto Moreno, enólogo Finca Bandini, apunta que el 2024 será un año difícil, aunque destaca que «la calidad y sustentabilidad son el camino. Junto con eso, trabajamos para fortalecer la comercialización, tanto en mercado interno como externo. También somos muy fuertes como punto de referencia en términos de enoturismo en la zona».
«En las exportaciones, estamos abriendo nuevos mercados como Perú y Colombia, apuntando a Panamá y ya habiendo ingresado en la Unión Europea, USA y Brasil».
«En el mercado interno creo que serán unos primeros 6 meses difíciles, como lo será para toda Argentina, ya que en las crisis los vinos de alta gama pasan a ser un lujo. Pero con gran entusiasmo y optimismo, creemos que la situación se remontará», opina Bandini.
Matilde Pereda y Agustín Casabal son socios fundadores de Monte Quieto, una bodega de familia que recientemente puso en marcha su restaurante Enlace en Agrelo, Luján de Cuyo. «Para este año estamos optimistas, sin saber mucho lo que nos deparará el nuevo gobierno. Por supuesto con cierta angustia ya que las retenciones son un gran peso para nosotros».
«Lo positivo es que el año comenzó bien ya que hay un mayor interés de clientes para exportar. Tenemos un nuevo proyecto gastronómico que nos crea mucha ilusión, abrimos un restaurante en nuestra bodega. Es una gran oportunidad para nosotros, ya que el consumo interno está en un momento especial muy asociado al turismo».