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Amor, muerte, sexualidad y política, los tópicos de Generación desencantada: la obra que viene de los 80, pero retrata a los millennials

Los 80 son nuestros ahora es Generación desencantada. Un elenco de jóvenes y entusiastas actores estrenó en el teatro Regina (Av. Santa Fe 1235) una adaptación de la obra escrita hace casi cuatro décadas atrás, que cautivó a públicos del Viejo y del Nuevo Mundo. Todos los domingos a las 19, puede verse la nueva versión protagonizada por un elenco de entre 17 y veintipocos años, integrado en parte por artistas que vienen del universo Disney +

Todo comenzó en España. Ana Diosdado (1938-2015), reconocida actriz, directora, dramaturga y guionista de televisión, escribió Los 80 son nuestros, su obra de teatro más conocida. Se estrenó en Madrid, a fines de los ’80. Con audacia, el texto y la puesta se atrevieron a exponer sobre un escenario problemáticas de, en ese momento, la juventud española de la época.

Diosdado nació en Buenos Aires, pero fue una figura destacada de la cultura española; basta decir que fue la autora de una de las grandes series de la historia de la televisión (que también protagonizó junto a Imanol Arias): Anillos de oro.

Su infancia en la Argentina -motivada por el exilio de sus padres-, la hizo mantener un vínculo afectivo y estable con nuestro país. Será por eso que, después de estrenarse también en Barcelona, su pieza teatral más famosa llegó a nuestro país. Pero como había pasado el tiempo, subió a escena bajo el título Los 90 son nuestros.

Debutó en Mar del Plata y luego estuvo en cartel en Buenos Aires, con un elenco de jóvenes promesas que hoy son artistas consagrados. Unos cuantos años más tarde, y otra vez cambiando su nombre -y en una nueva versión-, la obra regresa a un escenario porteño.

El recuerdo de una de las protagonistas del ’80

Mora Fisz y Marcos Mitnik, en una escena de Mora Fisz y Marcos Mitnik, en una escena de «Generación desencantada», que se ve en el Teatro Regina.Con la dirección de Nicolás Sorrivas y bajo el título Generación desencantada, Thomás Lepera, Mora Fisz, Manu Ramos, Valen G., Joaco Scotta, Jose Binaghi y Marcos Mitnik dan vida a esos personajes que transitan el pasaje de la adolescencia a la adultez, con todo lo que eso implica.

La historia original transcurre en un impreciso lugar de España, en el garage de un chalet, alejado de la ciudad. Allí se reúnen y conversan sobre temas diversos que los inquietan: el enfrentamiento con sus padres, los cambios sociales, la delincuencia, entre otras cuestiones.

El antecedente de esta nueva versión pone la vara muy alta. Corrían los ’90 y en Mar del Plata se estrenaba la primera puesta local de la obra de Ana Diosdado, Los 90 son nuestros.

Decenas de adolescentes esperaban a la salida del teatro en Mar del Plata a los protagonistas de aquella época. Con cámaras fotográficas analógicas -hubo un tiempo en el que la gente pedía autógrafos y se sacaba fotos con cámaras de rollo-, inmortalizaban el encuentro con exitosos actores del momento. Leo Sbaraglia, Fernán Mirás, Cecilia Dopazo, Fabián Gianola, Alejo García Pintos, Pablo Novak, Carola Reyna y Andrea Pietra eran los protagonistas.

Adaptada por Luis Agustoni y dirigida por Carlos Gandolfo, la obra se estrenó en el verano del ’92. “Fue una puesta muy linda”, repasa Cecilia Dopazo, aunque el tiempo que pasó desde entonces distorsiona en su memoria aquellos momentos.

“Mis recuerdos de la obra son medio borrosos. Tengo la impresión de que era una puesta muy dinámica. Había muchas escenas en las que estábamos todos en el escenario y éramos varios. Pasaban diferentes cosas en diferentes lugares del escenario”, se esfuerza por recordar.

En En «Generación desencantada» se tratan tópicos que preocupan a la juventud.“Ya nos conocíamos entre todos, así que había confianza. Nos resultó una experiencia divertida; era un grupo que tenía mucho humor, pasión y vocación. Pero al mismo tiempo nos sentíamos honrados por haber sido elegidos y con el desafío de ser dirigidos por Carlos Gandolfo, nada más y nada menos. Con una escenografía austera, de Graciela Galán. Nos sentíamos privilegiados”, asegura Dopazo, evocando ahora con más certeza.

“Recuerdo la obra con cariño. Me gustó mucho hacerla. Además, me fui a Mar del Plata a hacer la temporada y fueron mis primeros pasos viviendo sola”, dice la actriz, que después de haber llevado a las tablas el éxito televisivo Clave de Sol, debutaba en teatro con una obra de texto, que fue, justamente, Los 90 son nuestros. “Mi personaje tenía un enterito celeste y una remera amarilla; todos me decían: ‘¿amarillo, en el escenario?’. Porque hay gente muy supersticiosa en el teatro, pero yo no soy supersticiosa”, cuenta y sus recuerdos empiezan a ser más claros.

“Estrenamos en el teatro Regina de Mar del Plata, que estaba sobre la peatonal. Y mirá la coincidencia, ahora hacen la obra en el Regina, pero de Buenos Aires”, repasa Pablo Novak, quien señala, además, que al ser amigos en la vida real, hacer teatro con ese grupo era muy divertido. “El texto es potente, habla de cosas que siguen pasando, como la violencia entre los pendejos”, agrega.

Cecilia Dopazo fue protagonista de Cecilia Dopazo fue protagonista de «Los 90 son nuestros», en Mar del Plata. Como la obra llegó un poco después de su estreno en Europa, se le puso un título diez años después. Foto: Fernando de la Orden 20-03-2024 – FTP CLARIN Dopazo 10.JPG Z DelaOrden

Traer la obra al cambio de milenio

En aquella versión -como en la original-, había 8 actores en escena. La nueva puesta propone 7 actores. “El 7 es un número mágico”, dice Nicolás Sorrivas, director de Generación desencantada y responsable de la adaptación, que decidió fusionar dos personajes en uno.

“La idea era traer la obra a los tiempos que corren, modificando un poco los personajes de las chicas, que quedaban un poco fuera de tiempo. La llevé al cambio de milenio, que representa el cambio de paradigma”, explica Sorrivas. Y aunque la historia que se cuenta es la misma, la adaptación propone algunos parlamentos que remiten a la Argentina y a hechos conocidos para el público. Generación desencantada ubica a los jóvenes también en un garage. Están juntos para celebrar la llegada de un año nuevo, más precisamente, el año 2000. La ocasión los lleva a hablar sobre el amor y la muerte, la sexualidad, la violencia, la amistad, la política. La llegada de un supuesto desconocido rompe el equilibrio y la trama policial domina la escena.

La adaptación de la obra de Ana Diosdado recientemente estrenada convoca en su elenco a actores que fueron cobrando notoriedad en este último tiempo. Mora Fisz y Thomas Lepera fueron protagonistas de Tierra incógnita, una serie de ocho episodios que fue desarrollada íntegramente en Argentina para Disney +. Mora además tiene su canción Casualidades sonando en la película Nahir y en la serie El Eternauta, que filma Ricardo Darín bajo la dirección de Bruno Stagnaro, tendrá un rol protagónico.

Manu Ramos fue uno de los protagonistas de la serie Entrelazados (también de Disney +), que además se presentó en el Gran Rex. Valen G. fue parte de varias series de Disney. Joaco Scotta es actor y cantante. La actriz Jose Binaghi es la más pequeña del grupo. Y curiosamente -aunque nada es casual-, Pablo Novak (hijo del recordado Chico Novarro) integró el elenco de Los 90 son nuestros; y ahora su hijo, Marcos Mitnik, es parte de Generación desencantada. “Lo veo muy bien haciendo lo que le gusta”, destaca Novak.

Una noche de año nuevo, el desencadente de la obra Una noche de año nuevo, el desencadente de la obra «Generación desencantada».La ambientación del escenario recuerda la de Los 90 son nuestros; es la que plantea el libro de Diosdado. El espacio escénico representa un garage abandonado; una jovencita, menor que el resto, observa lo que allí sucede, desde otro tiempo. Pasó un año desde aquel 31 de diciembre en el que celebraban fin de año y un hecho trágico los atravesó para siempre.

Sorrivas explica que quiso actualizar el texto, pero no tanto. Por eso, no son los ’80, ni lo ’90. Pero tampoco es el 2024. La historia transcurre en la víspera del nuevo milenio: el 2000. Antes y durante la función, suenan La Bersuit, Ciro y los Persas, Soda Stereo, entre otros.

Los chicos de Generación desencantada asumen el desafío de poner en escena un texto muy lúcido, que requiere de composiciones exigentes. Sus trayectorias son diversas. Algunos hicieron stand up, otros microteatro, hay quien nunca había hecho teatro de texto. “A mí el teatro de texto me encanta, me vuelve loco. Y Generación desencantada tiene mucho texto rico para aprovechar”, dice Thomas Lepera, que tiene el antecedente de, siendo adolescente, haber hecho Vacas sagradas, dirigido por Hugo Urquijo.

Tienen entre 17 y 27 años. Y acá están todos, asumiendo juntos el reto de una obra de mucha intensidad dramática. “Con el proceso de ensayos ya avanzado, me enteré de quiénes habían hecho la obra hace más de 30 años. Y me pregunté: “¿Y ahora? ¿Cómo sostenemos esto?”, dice entre risas Manu Ramos. Estos chicos y chicas no habían ni siquiera nacido cuando Ana Diosdado escribió la obra original. Tampoco existían cuando se estrenó la primera versión argentina. Pero admiran a quienes la protagonizaron y desean que vayan a verlos.

La amistad, el amor, la muerte, la violencia y la política son algunos de los temas de La amistad, el amor, la muerte, la violencia y la política son algunos de los temas de «Generación desencantada».

El director que hace doblete

El director de Generación desencantada es también uno de los autores y el director de Waterloo-Summer Night City (Teatro Metropolitan) -una suerte de remake de la versión que se estrenó en 2016-, una obra que transcurre a principios de los años ’80 y cuenta la historia de un grupo de jóvenes, con sus historias de amor y amistad.

Nicolás Sorrivas, nacido en los 80, por casualidad o no, tiene en escena dos espectáculos que ponen el foco en la juventud y que de una u otra manera nos remiten a la década en la que él nació.

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