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La exAFIP, del ajuste ficticio a las dudas por una fiesta

Va a ser un brindis raro. El 3 del mes próximo, fecha elegida para despedir el 2023, los afiliados a la Unión del Personal de la AFIP (Upsafip), uno de los gremios que forman parte de la nueva Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA), levantarán la copa sin la euforia de otros años. Están en medio de un ajuste cuyos alcances desconocen y tampoco conviene celebrar con tanta pompa. ¿Será con champagne? Probablemente sí porque ya está todo pago, hasta los artistas y el show: contrataron el servicio con tiempo en Madero Tango y cancelar la fiesta sería una pérdida. Pero se los nota incómodos.

La exAFIP y sus empleados necesitan indudablemente evitar ese mal trago que, sin embargo, y por lo visto hasta ahora, no es más que un mal sueño: lo que el Gobierno anunció hace 20 días, una reestructuración completa del organismo que le permitiría al Estado ahorrar 6400 millones de pesos por año, no parecería estar cumpliéndose y sólo representa un cambio de nombre. Una especie de ajuste ficticio, muy distinto del que se aplicó en otras reparticiones del Estado, donde sí hubo recortes y ahorro. ¿Alguien pone al tanto de todo esto al Presidente, hasta ahora más concentrado en la macroeconomía que en cualquier otro tema? “Echamos a 3155 ñoquis hijos de puta que nos perseguían en la AFIP”, dijo la semana pasada Javier Milei en la Cámara Argentina de Comercio y a pesar de que ese universo de empleados, todos ellos de planta permanente y la mayoría de los cuales entró durante la administración anterior, sigue intacto.

Protestas en la sede central de la AFIP tras el anuncio del cierre y el despido de trabajadoresRicardo Pristupluk

Los que sí se fueron son 780 que estaban en condiciones de jubilarse y que, ante los rumores de rebajas salariales, optaron por anticiparse para que esa eventual modificación no les afectara el monto que, por convenio colectivo de trabajo, les corresponde una vez que se retiran: 20 salarios brutos iniciales para compensar que cobrarán en el futuro un haber con tope, como el resto de los jubilados. Son los más experimentados. En ese lote hay hasta nombres conocidos. Claudia María Angelici, por ejemplo, hermana de Daniel y exjefa de División Gestión de Requerimientos de Información Externa, un cargo sensible y con competencia en fiscalización y operativa de la Aduana.

Otras partes relevantes del plan tampoco se cumplieron aún. Por ejemplo la reducción de los salarios de los 22 directores: al menos este mes, todos cobraron lo mismo. Habrá que ver en la próxima liquidación. Por eso los gremios temen ahora que el recorte caiga ahora sobre un universo mayor, el de los 22.000 trabajadores que tiene la ARCA en todo el país. La invitación que los dirigentes sindicales hicieron para ir a Puerto Madero, una especie de catarsis difundida el lunes, incluye un reproche a Florencia Misrahi, directora del organismo, a quien acusan de no haber tenido “ningún empacho en mantener su sueldo en valores por encima de los 30 millones de pesos”.

El martes, en medio de la conciliación obligatoria por el conflicto en que entraron desde que se anunció la reforma, autoridades del ente recaudador, del Ministerio de Trabajo y de la Asociación de Empleados Fiscales e Ingresos Públicos (AEFIP) y el Sindicato Único del Personal Aduanero de la República Argentina (Supara) firmaron un acta en la que intentan acercarse. Ahí se les propone a los dos gremios “hacer un análisis de la actual dotación de ARCA”.

Es cierto que la fiesta del 2 de diciembre no colabora al respecto porque da la sensación de que se trata de un sector estatal de ingresos mayoritariamente altos. En un gobierno como éste, eso es como llamar a gritos a la motosierra. El texto de la invitación de los jerárquicos admite esa contradicción. “Este año no tenemos nada que celebrar. Hemos vivido quizás el año más amargo desde que fue creada la repartición como la conocíamos hasta hoy, y recibido el peor maltrato desde que tenemos registro”, empieza, pero agrega enseguida: “Sin perjuicio de ello, hace meses que venimos abonando la fiesta junto a los numerosos artistas ya contratados, por lo cual nos resulta imposible cancelar la velada sin perder decenas de millones de pesos. Por eso, y porque quizá sea bueno volver a reunirnos, este año volveremos a juntarnos. Será el 3/12 en Madero Tango en Puerto Madero, con shows en vivo, bandas para bailar, sorteos, mucho baile y excelente gastronomía como estamos acostumbrados en la UPSAFIP”.

Los dirigentes sindicales confían de todos modos en que la reforma de la exAFIP haya terminado en los 780 que se jubilaron por voluntad propia. Dicen que eso fue lo que les transmitió Andrés Edgardo Vázquez, jefe de la DGI y, en los hechos, el funcionario más poderoso de la ARCA. Una promesa que nadie en el ente recaudador admite oficialmente, pero que quedó consignada en un audio explosivo que se filtró hace dos semanas con la voz de Ricardo Prado, secretario gremial de la Unión del Personal Superior de la AFIP, y que cuenta una conversación que el sindicalista habría tenido con Vázquez.

En la ARCA no hacen comentarios porque no le reconocen a Upsafip personería gremial. Pero en los gremios están muy molestos: afirman que Prado dijo ahí cosas que no se habían dicho en la reunión con Vázquez, que no fue oficial sino informal y de la que participaron varios. Prado va en cambio más allá: niega haber estado con Vázquez e incluso conocerlo; agrega que jamás podría habérsele escapado lo que dice el audio y que seguramente alguien le adulteró la voz. “Hay mucha fake news y audios que son de índole privada”, dijo ante la consulta de este diario.

¿Será todo parte de una interna múltiple que, lejos de atenuarse, se acrecentó con las reformas y el cambio de cara? Es muy probable. Por lo pronto, hay situaciones extrañas. Misrahi, por ejemplo, sigue sin firmar muchas de las designaciones, que autoriza en su lugar Vázquez, y proliferan rumores de todo tipo. Las disputas por quién manda se dan en varias reparticiones. El miércoles, Juan Manuel Francia, subdirector general de Control Aduanero designado por Vázquez, encargó un operativo sorpresa en la terminal 4 del Puerto de Buenos Aires y se encontró con un escándalo: el hallazgo de 22 contenedores de mercadería ilegal valuada en varios millones de dólares. Motores de avión y de auto, grupos electrógenos, neumáticos, computadores, baterías, armas de aire comprimido y cargadores de teléfonos móviles… Falta auscultar una decena de contenedores. ¿Verdadero descubrimiento o alguien tenía en realidad la información y esperaba el momento propicio? Misterio. El episodio le costó el cargo al jefe de la Aduana de Buenos Aires, Adrián Farinello, un agente identificado con Ricardo Echegaray y, después, con Sergio Massa.

Habrá que ver si aparecen los destinatarios de los embarques y si la Justicia avanza. No siempre es tan fácil porque los consignatarios tienen en ese área la prerrogativa de transferir la propiedad a otro: ese trámite se llama “endoso de documento”. Desde la óptica de la imagen, lo que se encontró en el depósito tampoco resulta alentador. Entre otras razones porque quienes conducen forman parte del organismo hace varias décadas. ¿Nadie sabía nada? Dudoso como celebrar en Madero Tango en medio de un ajuste.

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