El entramado de este conflicto de la privacidad continúa latente y multiplicando nuevos capítulos escandalosos. La guerra de Wanda Nara y Mauro Icardi, que se configura en una denuncia por hostigamiento y una audiencia judicial para coordinar la tenencia de las dos hijas, agrega batallas con una mayor belicosidad.
El miércoles explotó todo por los aires. Resulta que el delantero sintió la necesidad de filmar a la mediática, pero en una extraña situación: resulta que la famosa se acercó a su propia casa de Nordelta, la que le cedió Maxi López, a retirar unas pertenencias y el futbolista la grabó bajo la excusa de acoso.
Aunque suene increíble, eso aconteció. Mauro aseveró que Wanda ingresó en ‘su domicilio’ y que demoró dos horas en armar las valijas y que mientras tanto lo molestó. Todo un escenario dantesco, enredado e incomprensible. Incluso, el jugador mostró los chats que le fue enviando a su abogada.
A las horas de todas esas publicaciones que metió Icardi, en América encontraron a Nara y le hicieron algunas preguntas. Así en esa entrevista, la mediática confirmó: “Si yo tuviera miedo o pensaría algo raro no estaría él con mis hijas que hace varios días que está ya”.
Empero, algo cambió con el transcurso del reloj. Ya entrada la noche, la famosa saltó a Instagram y exhibió un mensaje tenebroso que le mandó Icardi. Lejos de una presunción, de un concepto indirecto, Mauro le extendió una amenaza, que incluso se puede interpretar que pone en riesgo la integridad física de su ex esposa.
En definitiva, Wanda armó un posteo y redactó: “Diga lo que diga, haga lo que haga su objetivo es este”. Acto seguido, compartió la captura del tenebroso mensaje que le transmitió Icardi: “Y como sigas en viva cagándote en tu familia, te voy a arruinar la vida directamente de por vida”.
“Te voy a arruinar la vida directamente de por vida“, le escribió Icardi a Wanda