El Subte de Buenos Aires es la red de subterráneos porteña, compuesta de seis líneas, A, B, C, D, E y H con una extensión total de 62,8 km y 90 estaciones en operación. Forma además parte del sistema un tranvía con dos ramales, el Premetro. La red es propiedad de Subterráneos de Buenos Aires Sociedad del Estado, empresa del gobierno local. Desde 1994, el subte se encuentra concesionado a la operadora privada Metrovías.
La actual línea A se inauguró en 1913, siendo la primera línea de metro que se construyó en América Latina, en todos los países de habla hispana y en todo el hemisferio sur. La red se extendió con rapidez durante las primeras décadas del Siglo 20, pero el ritmo de ampliación disminuyó fuertemente tras los años que siguieron a la Segunda Guerra Mundial.
Hacia fines de la década de 1990 se comenzó un nuevo proceso de expansión de la red con el planeamiento de cuatro nuevas líneas. Los debates sobre la necesidad de construir un sistema de transportes subterráneos en Buenos Aires comienzan a fines del siglo 19, en directa relación con el sistema de tranvías. Estos operaban desde 1870, y hacia el 1900 se hallaban en una crisis agravada por la monopolización de las empresas, proceso iniciado frente a la electrificación de este sistema.
En ese contexto surgen las primeras propuestas y pedidos de concesión para la instalación de subterráneos: el primero, en 1886, cuando una casa comercial solicitó al Congreso de la Nación construir un tranvía subterráneo entre la Estación Central del Ferrocarril, que se hallaba junto al ala norte de la Casa Rosada y la Plaza Once.
En 1889, Ricardo Norton solicitó la concesión por perpetuidad para instalar dos ferrocarriles subterráneos: uno desde la Estación Central hasta Plaza Lorea, y de allí hasta Once. El otro uniría Plaza Constitución con la intersección de Lima y Avenida de Mayo. Estos dos ferrocarriles estaban planeados para tener doble vía y luz eléctrica. En este mismo año un tal Barrabino propuso al Concejo Deliberante de la ciudad construir un tranvía que circulase algunos tramos bajo tierra, pero el Ministerio del Interior le negó a la Intendencia la facultad de concesionar construcciones en el subsuelo de la Ciudad.
Por este motivo, los proyectos posteriores se presentaron directamente al mencionado ministerio. Cuando en 1894 se decidió emplazar el edificio del Congreso en su lugar actual, la idea del subterráneo resurgió, pues se buscó acortar el tiempo de viaje entre la Casa Rosada y el Congreso En 1909, el Concejo Deliberante de Buenos Aires aprobó el contrato entre el intendente Güiraldes y la Compañía de Tranvías Anglo Argentina para que esta construyera y explotara por ochenta años tres líneas de subterráneos: de Plaza de Mayo a Primera Junta parte de la actual Línea A, de Constitución a Retiro actual Línea C y de Plaza de Mayo a Palermo parte de la actual Línea D. La Compañía solamente concretó la primera.
La primera línea de subterráneos fue inaugurada el 1 de diciembre de 1913, y fue construida por la Compañía de Tranvías Anglo Argentina, que había recibido la concesión en 1909. Esa línea unía las estaciones de Plaza de Mayo y Plaza Miserere. El 1 de abril de 1914 se extendió hasta la estación Río de Janeiro y el 1 de julio se amplió hasta la estación Caballito Durante los años 1970 la entonces operadora, Subterráneos de Buenos Aires, asignó un color a cada línea: la Línea A fue asociada con el color celeste El recorrido actual dura 26 minutos de cabecera a cabecera, cuenta con 18 estaciones y une Plaza de Mayo con San Pedrito, transporta casi 60 millones de pasajeros por año siendo la segunda línea de subtes con más afluencia. La primera es la B, identificada con el color rojo.
El 1 de Diciembre de 1913 se inauguró la línea A de subterráneos de Buenos Aires.
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por Radio Perfil
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