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Senna es una miniserie de Netflix, recientemente estrenada, que recrea la vida y la trayectoria del multicampeón brasileño de la Fórmula 1, Ayrton Senna. Huelga decirlo, pero desde sus inicios profesionales en la categoría Ford 1600 hasta su trágico final en la escudería Williams de la F1, los autos fueron el instrumento principal en la carrera de este ídolo brasileño de las pistas. Y eso hace que en la producción de la plataforma de streaming los vehículos ocupen también un espacio trascendente. Lo interesante es que en este caso, las réplicas de los coches del campeón que aparecen en pantalla fueron realizadas -y piloteadas también- por una familia de argentinos: los Crespi.
“El mundo nos dijo que no y Crespi nos dijo que sí”. Luciano Crespi cuenta, en diálogo con LA NACION, qué fue lo que le expresaron los productores de la serie cuando lo contactaron, hace cuatro años, para recrear los automóviles que formaron parte de la carrera de Senna. Al parecer, según lo que cuenta uno de los hacedores de estos vehículos, Netflix no encontraba a la gente adecuada para la tarea de fabricar los autos del tricampeón brasileño de la Fórmula 1. Hasta que dieron con los Crespi, célebres hacedores de autos que tienen su fábrica en la ciudad de Balcarce.
–Luciano, antes de contarme sobre la serie Senna, dígame de dónde surge la pasión de los Crespi por los autos.
–Todo arrancó con Tulio, mi padre, allá por el año 1963 donde, como buen entusiasta y persona de mucha creatividad en sus venas, se enamoró de los primeros autos de carrera que vio en el autódromo y allí decidió fabricar su propio auto, que se llamó Tulio 1. Allí es donde logra su primera buena aventura, porque hace su primer auto, debuta y gana en la fórmula Mini Juniors. De ahí en más, no paró de fabricar autos: lleva más de dos mil autos fabricados. Ahí nace la empresa.
–Y luego se incorporaron ustedes, sus hijos.
–Claro. Hoy la empresa está constituida por su creador, Tulio, y sus tres hijos. Mis dos hermanos, Sandro y Matías, que son diseñadores de autos, técnicos, y yo que me dedico al management general de la empresa y a su vez fui piloto de automovilismo. Incluso corrí en Europa. Me dedico, entre otras cosas, a hacer el pilotaje de los autos que creamos.
–¿Cómo fue que comenzó su proyecto con Netflix?
–Según ellos cuentan, la productora estaba buscando quienes fabricasen los autos y no les resultaba tarea fácil. En sus palabras: “El mundo nos dijo que no y Crespi nos dijo que sí”. A mí me engancharon trabajando en Suiza. Recibo un llamado telefónico en plena pandemia, aunque nuestro taller continuaba operativo. Me empezaron a hacer consultas, querían saber si podíamos fabricar autos pequeños, de 1981, autos ingleses… No me decían mucho. Resulta que eran los autos de los inicios de Ayrton (Senna) en la Fórmula Ford. No sabíamos que era para una producción fílmica de Senna ni mucho menos, pero nos pareció divertido porque eran autos parecidos a los que nosotros fabricábamos. Además, como era plena pandemia, necesitábamos trabajar.
–¿Qué pasó cuando se enteraron que estaban trabajando para la serie Senna?
–Entonces todo tomó otra importancia, otro compromiso. Ante la duda, decíamos que sí… ¡y después vemos! Imaginate cuando nos dicen que había que hacer también todos los autos de Fórmula 1 en los que corrió él y también algunos de sus rivales… es una noticia que te genera muchísima ansiedad, preocupación y ocupación. Básicamente, hicimos16 modelos de autos de Fórmula 1 en un tiempo récord porque el cine tiene fechas muy diferentes a las del el desarrollo de un automóvil. Fuimos entendiendo lo que teníamos que hacer y pensando ideas sobre cómo había que hacerlo. Obviamente, confiando en nuestra capacidad y sobre todo en la de Tulio, que no le tiene miedo a nada. Cuando tiene que diseñar y crear, no tiene fronteras.
La miniserie Senna se lanzó en Netflix el pasado viernes 29 de noviembre. Protagonizada por el actor brasileño Gabriel Leone, la producción -cuyo director y showrunner es Vicente Amorim– abarca en seis episodios la vida y la obra del legendario piloto. La recreación transmite la adrenalina y el vértigo de las carreras que disputó el ídolo brasileño desde los comienzos de sus circuitos, en un kárting que le regaló su padre, hasta su trágico final en 1994, en el Gran Premio de San Marino, cuando su coche se estrelló contra un muro de concreto.
Los Crespi fueron fundamentales en los rodajes de las escenas en las pistas, que se realizaron en diferentes escenarios alrededor del mundo: Brasil, Uruguay, la Argentina e Inglaterra. En Buenos Aires, el autódromo Oscar y Juan Gálvez se transformó en una pista de Fórmula 1.
El total de réplicas realizadas por la familia de Balcarce fue de cuatro modelos de Fórmula Ford, dos de Fórmula 3 y catorce de Fórmula 1 donde, además de recrear las naves del brasileño (de las escudería McClaren y de Williams, con la que corrió en el año de su muerte), también realizaron los coches de los principales competidores de Senna, especialmente los de su mayor rival en los circuitos de la máxima categoría del automovilismo, Alain Prost.
“Recuerdo la primera vez que vi los autos en Argentina. Fue muy emocionante ver el auto en el que corrió Senna. Es una réplica, pero impresiona del mismo modo”, cuenta en Amorim, director y showrunner de la serie, en una nota de prensa de la plataforma.
–Luciano, ¿cómo se organizaron para hacer esa cantidad de réplicas de los coches para la miniserie?
–Formamos un equipo de trabajo nuevo con mucha gente local, de Balcarce, que eso nos pone muy contentos porque pudimos hacer todo internamente en nuestra fábrica. Porque, además, tenés que luchar con el hermetismo. Todo lo que hacés lo tenés que hablar encubierto con proveedores, por ejemplo. Tuvimos que trabajar con mucho cuidado, ya que los contratos de confidencialidad son muy importantes.
–¿Tuvieron un orden para realizar los autos?
–Empezamos desde el auto más pequeño, el más fácil, que eran los Ford de 1981. Después, seguimos con el ‘82, ‘83 y después abordamos los de Fórmula 1, desde el auto más diminuto, más complejo, que era el McClaren 1988. Este tenía un diseño aerodinámico muy compacto y no podíamos encontrar el motor que entrase en ese auto. Una vez que logramos encontrar el motor para ese modelo, nos liberó el diseño porque fuimos con el mismo motor para todos los autos.
–¿Qué características tenía ese motor?
–Teníamos ciertos parámetros, que eran por una cuestión de seguridad, y de necesidad no superar los 160 o 170 kilómetros por hora. No era necesario más. Sabiendo eso dijimos, bueno, busquemos un motor que desarrolla unos 100 caballos de potencia y fuimos trabajando, configurando, probando.
–¿Manejó los vehículos?
–Sí, desde el primer momento nosotros le dijimos a la producción que íbamos a hacer los autos y manejarlos porque creíamos que iba a ser algo clave ya que sabemos resolver los problemas de antes, durante y posterior. Hicimos el desarrollo de las pruebas.
–¿En el rodaje también maneja las réplicas?
–Sí. De hecho, yo fui el doble de Senna durante todo el rodaje y mi hermano fue el doble de Prost. De chiquitos éramos fanáticos, yo de Senna y él de Prost, o sea que fue como una ventana mística que se nos abrió. Antes de eso, a todos los autos les metimos muchísimos kilómetros de pruebas en el autódromo Juan Manuel Fangio de Balcarce.
Luciano Crespi, de 47 años, asegura en la charla que los autos que diseñaron para la serie se veían “muy hermosos y muy reales en la pista”. El diseñador y también piloto añade que ellos se dedicaban a “probar maniobras a máxima velocidad, arriesgadas, para exigir al auto al máximo de la primera a la última vuelta”. En las pruebas iban a fondo porque querían ver si el auto “aguantaba o se rompía”.
En total, además de los dos hermanos Crespi, para las escenas de automovilismo de la miniserie se recurrió al trabajo de 13 conductores de alto rendimiento, que son o fueron pilotos profesionales.
Las réplicas de los Crespi sirvieron también para el diseño de efectos visuales digitales, que hicieron la reproducción de 98 autos en imágenes generadas por computadora (CGI) de diez carreras completas que transcurrieron en diferentes años de la biografía de Senna.
Además de llevar adelante la fabricación las diversas réplicas, Tulio Crespi, que actualmente tiene 86 años, también se dedicó a diseñar un “auto cámara” para rodar escenas del movimiento de los vehículos. “El auto llevaba cuatro personas y cámaras por todos lados -explica Luciano-. Una verdadera joya. Ese auto interactuaba con nosotros a la misma velocidad. Una vez que los directores de acción empezaron a entender que las imágenes que se lograban tenían efecto, empezamos con distintas coreos de práctica. Creo que todo lo que se va a ver en la serie es la punta del iceberg de todo lo que filmamos”.
Las escenas alcanzaron tal nivel de verosimilitud que el director de la serie, Vicente Amorim, cuenta la siguiente anécdota: “Recuerdo cuando estábamos filmando la salida de la carrera de Imola de 1994, la escena en la que Senna falleció. Tulio Crespi, un hombre de 80 años muy enérgico, estaba con nosotros mientras Gabriel Leone interpretaba al piloto en el puesto de conducción. Miré a mi alrededor y él y su equipo estaban llorando. Sin duda, fue por el momento, pero también fue una mezcla de todo, de cómo estábamos filmando, la actuación de Gabriel y los autos que habían fabricado”.
–Luciano, con la repercusión que tendrá seguramente la serie de Senna, la gente seguramente va a tener interés en ver los autos del corredor brasileño, ¿Eso será posible en algún momento?
–Sí. Van a estar todos en Balcarce. En nuestra fábrica tenemos preparado un salón que es para una especie de museo y van a poder venir a recorrer el lugar y ver todos los autos. Hasta tenemos ganas de hacer alguna experiencia de manejo con autos similares, que representan un poco todo nuestro trabajo.
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