Candelaria Tinelli estalló en sus redes sociales al descubrir que su imagen y la de su padre, Marcelo Tinelli, fueron utilizadas en una estafa virtual que circuló por Facebook.
Se trataba de una publicación falsa, con formato de noticia periodística, que incluía fotos alteradas e inventaba un conflicto familiar con fines fraudulentos.
“Esto es fake, me lo mandó mucha gente. Por favor, no caigan en estas estafas”, escribió la artista en una historia de Instagram, acompañando el mensaje con una captura del engaño.
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El montaje mostraba una imagen suya con aparentes golpes en el rostro —producto de una edición digital— y simulaba un intercambio de mensajes con su padre, en el que él la desheredaba. Todo era falso.
El contenido imitaba el diseño de un medio de comunicación para generar credibilidad y confundir al usuario.
Pero en realidad formaba parte de una estrategia de estafa digital que puede llevar al robo de datos personales o a la instalación de software malicioso.
Este tipo de engaños, cada vez más frecuentes, utilizan herramientas como los deepfakes o montajes hiperrealistas para manipular la imagen de figuras públicas y captar la atención de potenciales víctimas.
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Al usar rostros conocidos, los estafadores generan confianza y logran que las personas hagan clic en enlaces que pueden comprometer seriamente su seguridad digital.
Candelaria Tinelli no fue la única en alertar sobre estas prácticas: se suma a una lista creciente de celebridades cuyas identidades fueron vulneradas en entornos digitales con fines delictivos.