Con profundo pesar, la comunidad educativa, filosófica y cultural de la Patagonia despide al profesor Romeo César, un pensador apasionado, docente ejemplar y figura clave en el desarrollo académico de la región. Su fallecimiento marca el fin de una era, pero su legado continúa en las aulas, en los libros y en cada estudiante que formó a lo largo de su prolífica trayectoria.
Nacido en Santa Fe, Romeo César eligió el sur argentino como territorio para desplegar su vocación. Su vínculo con la Patagonia fue profundo, intelectual y emocional. En Comodoro Rivadavia se consolidó como uno de los grandes referentes del pensamiento crítico, dedicando más de tres décadas a la enseñanza, la investigación y la gestión universitaria en la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco (UNPSJB).
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Licenciado, magíster y doctor en Filosofía, Romeo se formó en prestigiosas universidades del país y del extranjero. Becado en Estados Unidos e Italia, amplió su campo de investigación y construyó una red de vínculos académicos que enriquecieron no solo su obra, sino también a la institución que representaba. Fue invitado como profesor y conferencista por numerosas universidades nacionales e internacionales, donde supo comunicar ideas complejas con claridad, sensibilidad y una vocación pedagógica poco común.
Desde su llegada a la UNPSJB, fue protagonista de momentos clave de la vida institucional. En tiempos de apertura democrática, desempeñó el rol de decano de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales, aportando liderazgo, compromiso y visión. Fue también uno de los fundadores del Colegio Universitario Patagónico, antecedente fundamental de la actual universidad.
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Pero más allá de los cargos, Romeo César fue, ante todo, un maestro. Impartió asignaturas que iban desde la filosofía antigua hasta las corrientes contemporáneas, con un enfoque pedagógico centrado en el diálogo, el respeto por las ideas y la construcción colectiva del conocimiento. Creía profundamente en el poder transformador de la educación y fomentaba en sus estudiantes el pensamiento crítico, la reflexión ética y la responsabilidad ciudadana.
Su obra escrita, conformada por artículos, ensayos y trabajos de investigación, exploró las tensiones entre la filosofía y la realidad social, con especial atención a la identidad patagónica, la ecología, la política y la educación. Fue un defensor del pensamiento interdisciplinario, trabajando codo a codo con colegas de otras áreas como la sociología, la psicología y las ciencias políticas.
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Además de su destacada carrera académica, quienes lo conocieron destacan su calidez, su humildad y su cercanía con los estudiantes. Participaba activamente en actividades extracurriculares, generando espacios de encuentro, debate y contención. Era un profesor que escuchaba, que acompañaba, que se interesaba genuinamente por el desarrollo humano y profesional de sus alumnos.
Padre de dos hijos, Romeo supo equilibrar la vida familiar con una dedicación incansable a la universidad pública. Su pasión por la filosofía se manifestaba tanto en los claustros como en espacios de divulgación comunitaria: organizaba charlas abiertas, talleres y encuentros con el objetivo de acercar el pensamiento filosófico a la sociedad, convencido de que la filosofía no debe quedarse encerrada entre muros académicos.
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A lo largo de su carrera recibió múltiples reconocimientos por su producción intelectual, incluyendo becas, distinciones académicas y menciones especiales por su aporte al pensamiento argentino. Una de las características más distintivas del pensamiento de Romeo César era su capacidad para vincular la filosofía con la vida cotidiana y las expresiones culturales del pueblo. Aunque no escribió específicamente sobre los carnavales, su mirada atenta y sensible hacia las manifestaciones populares lo llevó a reflexionar, en diversas ocasiones, sobre la importancia de la fiesta, el rito y la identidad colectiva.
Veía en celebraciones como el carnaval una forma de resistencia cultural, un espacio donde lo simbólico, lo político y lo comunitario se entrelazaban. Era frecuente escucharlo hablar del carnaval como un fenómeno filosófico en sí mismo: un momento donde se invierte el orden, se suspende la norma y emerge la posibilidad de pensar otros mundos posibles.
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Aunque su obra escrita se enfocó principalmente en la filosofía de la educación, el pensamiento argentino y los problemas sociales contemporáneos, su docencia y su palabra estuvieron siempre abiertas al diálogo con la cultura viva del territorio.
La muerte de Romeo César deja un vacío inmenso. Sin embargo, su figura seguirá siendo faro y guía para quienes creen en una universidad comprometida con su tiempo y su territorio. Su legado, tejido entre palabras, gestos y enseñanzas, seguirá vivo en cada estudiante, en cada libro, en cada aula donde se promueva la libertad de pensar.