¿De verdad hemos llegado a ese punto en el que Harvard, una de las universidades más prestigiosas del planeta, es acusada de no saber sumar 2+2? Pues sí. Según la última joya de Donald Trump, recogida por The Wall Street Journal como “the last engaño”, los estudiantes de Harvard estarían tan perdidos con las matemáticas que se han visto obligados a estudiar… ¡álgebra! Horror. Escándalo. ¿Qué será lo próximo? ¿Aprender a leer en primero de carrera?
Claro, cuando uno se queda en el chiste fácil y el titular rápido (algo que ama y controla a partes iguales el presidente de Estados Unidos), Harvard parecería que es una guardería con toga. Porque según él los alumnos de Harvard requieren de “remedial math”. Remedial math es un curso de nivelación en matemáticas habitual, incluso en universidades de prestigio.
En Estados Unidos, debido a las diferencias en la calidad educativa entre estados, muchos alumnos llegan a la universidad con lagunas importantes. Por eso, las universidades —incluidas algunas muy prestigiosas— ofrecen remedial math como parte de su programa de apoyo académico.
Pero si uno lee o se informa con detenimiento —eso que a veces olvidamos hacer— descubre que el curso en cuestión no es “remedial math”, sino cálculo universitario con apoyo en álgebra, geometría y análisis cuantitativo. El caso de Harvard no se trata realmente de un curso remedial math clásico, sino de un curso de cálculo avanzado que incorpora repasos de álgebra, algo muy diferente. Es decir, una forma de afinar habilidades que se oxidan con el tiempo. Porque no todo el mundo mantiene frescas las integrales después de verano. Ni siquiera en Harvard.
Sin embargo, algunos lo han interpretado mal (o han preferido tergiversarlo) para afirmar que en Harvard ahora enseñan «matemáticas de secundaria». Nada más lejos de la realidad porque la prueba de acceso media a Harvard en matemáticas es de 750 sobre 800 en el famoso SAT, lo que sitúa a estos “niños que supuestamente no saben contar para el ínclito presidente de los Estados Unidos” en el percentil 95 de todo Estados Unidos. Es decir, de cada 100 alumnos que han realizado el examen SAT, los alumnos de Harvard se encuentran entre el 5% mejor y tienen un 95% que están por debajo. Así que la narrativa del desastre educativo se cae más rápido que un ‘estoy bien’ en una reunión de equipo un lunes a las 8.
Lo que sí ha sucedido, y con razón, es que la universidad ha ajustado su oferta para ayudar a los alumnos a recuperar confianza en las bases matemáticas. Porque no, no es que los genios de Harvard estén perdidos con los números.
Es que, como cualquier humano que no sea una calculadora con patas, necesitan repasar. Y si eso es un escándalo, apaga y vámonos. Todo vale con tal de desacreditar al mundo universitario de prestigio, no sea cosa que le salgan beligerantes como en el caso de la famosa universidad de Harvard. Pero bueno las métricas están ahí: Harvard 30+150 y Trump 34. En Harvard se han formado más de 30 de jefes de estado y presidentes del gobierno y es la universidad con más premios Nobel asociados en el mundo, con más de 150 laureados entre sus exalumnos, profesores e investigadores. Y Trump ha sido declarado culpable de 34 delitos.
Por cierto, Trump también dijo una vez que el ruido de los molinos eólicos causaba cáncer. Lo dejo caer. Por si acaso. Harvard decide abrir una optativa en “Engaños Aplicados”.
Sobre la firma
Pablo Foncillas
Columnista de la sección Economía
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