En un contexto de creciente descontento con las instituciones democráticas, Argentina emerge como uno de los países con mayor exigencia de transformación política radical.
Según una encuesta del Pew Research Center realizada en 25 naciones, el 86% de los adultos argentinos considera que su sistema político requiere una reforma completa o cambios mayores, superando el umbral de ocho de cada diez encuestados y reflejando un profundo malestar con el statu quo. Sin embargo, esta demanda se ve empañada por un escepticismo significativo: solo el 43% de quienes abogan por modificaciones sustanciales confía en que estas puedan implementarse de manera efectiva.
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El informe, publicado el 15 de septiembre y basado en encuestas a 28.333 adultos no estadounidenses entre enero y abril de 2025, junto con 3.605 entrevistas en Estados Unidos en marzo, revela un panorama global de frustración con los sistemas políticos.
En 20 de los 25 países analizados –que abarcan Asia-Pacífico, Europa, Latinoamérica, Oriente Medio, Norteamérica y África subsahariana–, las mayorías reclaman reformas significativas. Argentina comparte este liderazgo con Brasil (87%), Grecia (83%), Kenia (87%), Nigeria (91%), Corea del Sur (89%) y Estados Unidos (77%), donde el descontento alcanza niveles similares.
En contraste, en naciones como Países Bajos y Suecia, solo alrededor del 29% ve necesidad de cambios profundos, con cerca del 70% optando por ajustes menores o ninguno.
En Argentina, el 52% de los encuestados califica el sistema como necesitado de una «reforma completa», mientras que el 34% aboga por «cambios mayores». Solo el 11% menciona ajustes menores y un marginal 1% considera que no se requiere ninguna modificación.
Estas cifras se alinean con percepciones negativas sobre los líderes electos: el 60% de los argentinos afirma que «pocos o ninguno» de sus políticos son honestos, el 54% dice lo mismo sobre su comprensión de las necesidades de la gente común, el 49% cuestiona su enfoque en los problemas prioritarios del país, el 52% duda de su ética y el 46% los ve como poco calificados.
Estas evaluaciones colocan a Argentina entre los países más críticos, junto a Grecia, Italia, España, Turquía y varias naciones africanas y latinoamericanas.
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El informe vincula este malestar político con dinámicas económicas previas. En una encuesta de 2024 sobre el sistema económico, el 94% de los nigerianos demandaba reformas, cifra que ahora se replica en un 91% para lo político.
En Argentina, aunque no se detalla el dato económico específico de 2024, el patrón global muestra una correlación del 0,82 entre ambas demandas: donde el descontento económico fue alto el año pasado, la presión por cambios políticos es intensa hoy. En Suecia, por ejemplo, solo el 40% pedía reformas económicas en 2024, y ahora apenas el 29% lo hace para lo político.
A nivel global, la mediana de respuestas revela un pesimismo estructural. El 47% de los encuestados en los 25 países afirma que «pocos o ninguno» de los políticos es honesto, el 46% lo dice sobre su empatía con la gente ordinaria, el 41% sobre su enfoque en problemas clave, el 40% sobre su ética y el 37% sobre su cualificación.
Países como Canadá, India, Japón, Países Bajos y Suecia ofrecen visiones menos duras, con una mediana del 26% al 29% en críticas extremas. En Suecia, por ejemplo, el 47% considera que «la mayoría o todos» los políticos son éticos, y el 41% los ve enfocados en lo esencial.
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El deseo de cambio choca con la duda sobre su factibilidad. En 12 países, al menos cuatro de cada diez adultos desean reformas pero carecen de confianza en su éxito. En Grecia, el 68% quiere cambios radicales sin fe en su ejecución, frente a solo el 15% que combina ambas.
Argentina se sitúa en un punto intermedio: del 86% que exige transformación, el 43% confía en que sea efectiva, mientras que el 57% no lo cree posible. En naciones optimistas como India, el 59% une deseo y confianza; en Nigeria, las opiniones se dividen equitativamente pese al 91% de demanda.
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Los jóvenes son un grupo particularmente desencantado. En nueve países, los adultos de 18 a 34 años muestran mayor inclinación por reformas que sus mayores de 50: en Canadá, por ejemplo, el 54% de los jóvenes versus el 39% de los mayores.
En once naciones, los jóvenes son más propensos a ver a los políticos como deshonestos. En Francia y Estados Unidos, esta brecha es marcada, con los menores de 35 años criticando más duramente las cinco cualidades evaluadas (honestidad, empatía, enfoque, ética y cualificación).
El informe del Pew Research Center atribuye parte de esta frustración a la percepción de desconexión entre líderes y ciudadanos. Encuestas previas de 2023 ya señalaban que los políticos «no se preocupan por lo que piensan los ciudadanos comunes«, y la solución más citada para mejorar la democracia era «poner en el cargo a mejores o diferentes políticos».
En Argentina, donde el apoyo a cambios políticos se cruza con visiones negativas de partidos gobernantes y de oposición, este patrón se acentúa: quienes ven a «pocos o ningún» político como honesto son más propensos a demandar reformas, aunque incluso entre los más positivos, el 65% en Estados Unidos (un paralelo cercano) aún pide cambios.
Los 5 puntos más importantes del informe sobre la confianza en los políticos
1. Alta demanda de reforma política en Argentina y globalmente: el 86% de los argentinos, junto con mayorías en 20 de los 25 países encuestados, considera que su sistema político necesita una reforma completa o cambios mayores. Argentina está entre los países con mayor exigencia, junto a Brasil (87%), Nigeria (91%) y Corea del Sur (89%).
2. Escepticismo sobre la viabilidad del cambio: a pesar del deseo de reforma, solo el 43% de los argentinos que quieren cambios significativos confía en que puedan implementarse efectivamente. En 12 países, al menos el 40% comparte esta falta de confianza, con Grecia destacando (68% quiere cambio pero duda de su éxito).
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3. Críticas severas a los líderes electos: en Argentina, el 60% cree que «pocos o ninguno» de los políticos son honestos, el 54% cuestiona su empatía con la gente común, el 49% su enfoque en problemas clave, el 52% su ética y el 46% su cualificación. A nivel global, las medianas muestran un 47% dudando de la honestidad y un 46% de la empatía.
4. Desencanto juvenil: en nueve países, los jóvenes (18-34 años) son más propensos a exigir reformas políticas que los mayores de 50. En once países, también son más críticos con la honestidad de los políticos, con brechas notables en Francia y Estados Unidos.
5. Correlación entre descontento político y económico: una correlación de 0,82 entre la demanda de reformas económicas en 2024 y políticas en 2025 sugiere que el malestar económico alimenta la insatisfacción política. En Argentina, el 86% exige cambios políticos, reflejando una frustración estructural.
(ds)