«Tomarse el tiempo para ser alumno de nuevo, y hacerlo de forma consciente, es un regalo raro y valioso. Significa darle una pausa a la constante necesidad de impulsar el debate, permitiendo que otros lo hagan por vos. Este rol de receptor en lugar de transmisor reaviva la chispa del aprendizaje continuo, esencial en un mundo que no deja de cambiar«, sostiene el profesor de Escuela de Negocio Pablo Foncillas.
«Es una oportunidad para observar, escuchar y absorber, para redescubrir el placer de aprender por el simple hecho de aprender», sigue y desarrolla: «En esta fase, la retroalimentación y el intercambio de ideas no solo enriquecen el conocimiento que tengo como profesor, sino que también alimentan mi capacidad de enseñar con mayor profundidad y empatía. La experiencia de volver a ser alumno, especialmente en Harvard, es un lujo se mire como se mire que conviene aprovechar»
Según Foncillas, «los profesionales, mandos intermedios, directivas, consejeros… todos deberían encontrar tiempo para volver a ser alumnos de vez en cuando. Hay que rellenarse para vaciarse. Es una necesidad. Es como beber agua para seguir vivo, aunque claro, algunos parecen preferir la deshidratación intelectual. Guardiola se hizo famoso por tomarse un sabático después de conseguirlo todo con el Barça, demostrando que incluso los dioses del fútbol necesitan unas vacaciones, lo que decía…rellenarse antes de volverse a vaciar«.
El columnista de La Vanguardia concluye más adelante: «Lo que no debe cambiar como hilo conductor en nuestras vidas es el deseo, la voluntad y el compromiso de querer aprender. Buscar esos huecos para hacerlo, como sea».
Pablo Foncillas
Columnista de la sección Economía
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