El tema de los subsidios al transporte fue uno de los ejes de la llamada “campaña del miedo” durante las elecciones presidenciales. El candidato Sergio Massa sostuvo que de ganar Javier Milei llevaría el boleto de colectivo a 700 pesos y el de tren, a 1.100. Todavía resta saber a cuánto se irá efectivamente el transporte ahora que el ministro de Economía, Luis Caputo, anunció la eliminación de los subsidios.
El funcionario justificó la medida al indicar que dicho sostén económico por parte del Estado significaba una «discriminación» para los habitantes de las provincias, que a diferencia de los porteños y vecinos del conurbano bonaerense pagan tarifas mucho más altas.
En el AMBA viven y trabajan cerca de 15 millones de habitantes, de los 46 millones que tiene el país. Es decir, más de 3 de cada 10 argentinos. Los subsidios al transporte de pasajeros en el AMBA alcanzaron el 87 por ciento del total en el 2022. El 13 por ciento restante se repartió entre las demás jurisdicciones.
Durante la campaña electoral, la Comisión Nacional de Regulación del Transporte había emitido la resolución 639/93, por la que se invitaba a los pasajeros a renunciar voluntariamente a los subsidios. La posibilidad de hacerlo se habilitó a partir del 20 de octubre.
“Este es un trámite opcional y voluntario. Los precios de los pasajes no se verán modificados para aquellas personas que no completen el formulario, de manera que seguirán viajando con la tarifa actual”, avisaba en Gobierno por entonces en el sitio web donde se podía renunciar al beneficio.
Los pasajeros tendrán que afrontar costos más altos para trasladarse en los próximos días.El resultado de la iniciativa fue previsiblemente pobre: hasta el 15 de noviembre pasado, sólo 1.665 personas habían optado por dejar de tener subsidio. Eso significa 0,01 por ciento de las 14 millones de tarjetas SUBE existentes. De esa cantidad, además, sólo 290 tarjetas habían sido utilizadas para realizar viajes sin subsidio. Es decir, sólo el 17 por ciento de los emancipados del Estado realizaba viajes frecuentes.
En rigor, la medida fue una chicana electoral desde el ex Gobierno contra la oposición. El ex ministro de Transporte, Diego Giuliano, afirmó al conocerse ese primer balance numérico: “Esta propuesta, que fue presentada por Milei en la Cámara Nacional Electoral antes de las propias elecciones, demostramos que es fallida, perjudicial para la sociedad. Milei nunca entendió la rentabilidad social del transporte y la sociedad, que tuvo la opción de decidir entre renunciar al subsidio o sostenerlo; decidió sostenerlo”.
Sin embargo, esas conclusiones y advertencias no hicieron mella en el electorado. El 55,6 por ciento de los argentinos terminó votando en el balotage del 19 de noviembre a Javier Milei, es decir, el candidato que anunciaba que iba a sacar los subsidios al transporte, algo que finalmente hizo efectivo inmediatamente, en el primer decálogo de medidas anunciadas este martes.
El argumento del nuevo oficialismo libertario, básicamente, queda comprendido en una simple pregunta que prefiere no detenerse en el concepto de «rentabilidad social». La interpelación es por qué si un marplatense tiene que pagar 297,30 pesos un viaje en colectivo, en el AMBA se siga pagando 52,96 la tarifa mínima.
La diferencia entre esos dos extremos es del 461 por ciento, una brecha que a partir del nuevo cuadro tarifario que se avecina empezaría a equipararse. Como se recordará, el tema de la «discriminación» y los «privilegios» del AMBA fue un caballito de batalla de la campaña electoral del cordobés Juan Schiaretti, cuyo secretario de Transporte, Franco Mogetta, ahora ocupa el mismo puesto pero en Nación.
Franco Mogetta, secretario de Transporte de la Nación tras ocupar ese cargo en Córdoba. Foto: Federico López Claro«Los subsidios en el transporte en el AMBA son un acto de profunda discriminación con las provincias del interior. Vamos a terminar con esta discriminación», fue la sentencia de Caputo en su primera intervención pública mediante un video grabado de 17 minutos que se difundió a las 48 horas de la asunción de Milei.
Efectivamente, la Capital y el Conurbano son las dos jurisdicciones en las que el precio del transporte es el más barato del país. Los boletos mínimos en las principales ciudades siempre es mayor: Bahía Blanca, 172,80 pesos; Tandil, 233,22; Rosario, 240; Mendoza, 120; Córdoba, 240; Salta, 110; Bariloche, 158; Río Negro, 149,50; La Pampa, 120; Catamarca, 90; Ushuaia, 85. Son sólo algunos ejemplos.
El impacto de la quita
Un estudio de Adrián Gutiérrez Cabello y Agustina Cianciola, de la Universidad de San Martín (UNSAM), publicado en abril de 2022, relevó que para el 20 por ciento más pobre de la sociedad (primer quintil) el costo del transporte representaba entonces el 4,1 por ciento de su ingreso, casi el doble que para el 20 por ciento intermedio (tercer quintil).
Ya entonces, ante un hipotético escenario de quita de subsidios al transporte, los investigadores afirmaban que «los hogares de menores ingresos deberían destinar casi el 42 por ciento de sus ingresos para el pago del transporte público, mientras que en el segundo quintil representaría aproximadamente el 25 por ciento (…) En promedio, el conjunto de los hogares destinaría el 15,3 por ciento de sus ingresos al pago del transporte público».
La historia de los subsidios al transporte de colectivo urbano y suburbano tiene más de 21 años. «Tras la crisis económica de los años 2001 y 2002, se comenzó a solventar parte de los gastos de combustible y, con el tiempo, se extendió cubriendomás del 80 por ciento de la tarifa técnica», recuerdan los expertos de la UNSAM.
Como se dijo, al cierre de esta nota aún no se conocía el dato de cuánto pasará a costar el boleto mínimo a partir de la quita de subsidios ni cuándo la medida se hará efectiva. Al retiro de la subvención oficial habrá que sumarle el eventual aumento del costo del gasoil que las nuevas medidas anunciadas puedan potenciar.
Lo seguro es que estos próximos días serán los últimos para hacerse a la idea de que trasladarse de un lugar a otro a pie o en bicicleta -sobre todo en distancias cortas- puede empezar a ser una opción tentadora, sobre todo a partir de que el tarifazo impacte en el bolsillo.
PS