El cuarto hijo de Gabriel Omar Batistuta nació cuando el futbolista terminaba su increíble carrera en el lugar más exótico que le tocó jugar: Qatar. Por eso se llama Shamel, que en el idioma árabe significa “cerca”.
Shamel es hijo del Bati y de Irina Fernández (sí, la chica que se hizo famosa en todo el mundo cuando el crack le dedicó un gol mirando a la cámara: “Irinaaaa, te amooooo…”). Antes habían nacido Lucas, Thiago y Joaquín. Pero el chico de nombre arábigo es el único que se animó a seguir los pasos del padre.
Los Batistuta se instalaron en el campo de la familia a más de 300 kilómetros de Santa Fe, después de la temporada 2004, cuando Shamel todavía era un bebé. “Yo nací en Qatar, lejos de Argentina, y después nos mudamos a Reconquista donde encontramos la paz que mi papá quería”, le contó él hace un tiempo a ESPN.
El pibe creció y no le importaron las mochilas. A diferencia de sus hermanos, que se engancharon más con la vida de campo, decidió jugar al fútbol. Arrancó en las inferiores de Newell’s, pasó a Argentinos de Rosario y, cuando tenía 18 años, tuvo la chance de probar suerte en el exterior: fue fichado por Libertad de Paraguay.
No debería hacer falta aclarar que Shamel juega de 9, como Bati. ¿Si tiene cosas de su padre? “Si, los ojos verdes”, bromea, consciente que igualar la carrera del segundo máximo goleador de la historia de la Selección Argentina no es la zanahoria.
Shamel Batistuta y una foto de su paso por Argentino de Rosario. Foto: Maxi Failla.Según cuenta, llevar el apellido “Batistuta” arriba de la chapa del número 9 que luce en su espalda no le pesa: “Es lo que me tocó y no diría que me pesa”. “Soy de mirar sus videos y quisiera patear como él. Pero, para eso, tengo que practicar”.
Ahora el apellido Batistuta tiene una nueva parada en el fútbol. Shamel se está probando en el histórico Chaco For Ever que dirige Diego Osella e intentará la proeza del ascenso en el complicado torneo de la Primera Nacional.
Y se ve que se siente cómodo. Tnato, que en uno de los amistosos ya convirtió. “Contento, no solo por el gol sino por este grupo esta familia, cada vez más unidos y más fuertes en este campeonato, por más abrazos de gol”, puso en su cuenta de Instagram.
En principio, empezó a darle a Osella lo que todos los técnicos piden: goles. Habrá que ver si alcanza. La respuesta estará la primera semana de febrero cuando Chaco For Ever juegue la primera fecha del torneo de Primera Nacional. ¿Figurará el apellido Batistuta entre los concentrados?