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Mariana Carbajal: La palabra menopáusica todavía suena como un insulto

Mariana Carbajal siempre rompió el molde. Era apenas una alumna de escuela primaria cuando sus padres le dieron la llave de su casa, en Lomas de Zamora. En ese hogar, madre y padre eran feministas (poco habitual en ese entonces) todos lavaban los platos y jugaban al fútbol. A los 15 años Carbajal ya había aprendido a manejar y antes de terminar el secundario volvía de un club del conurbano a las 10 de la noche en un tren con un palo de hockey al que consideraba “su escudo protector”. Estudió periodismo y se convirtió en una pionera en abordar temáticas de género que por entonces estaban invisibilizadas en los medios de comunicación. Hoy, con 55 años, esta periodista y escritora es referente en temas de género. 

Publicó un libro sobre violencia de género (“Maltratadas”) cuando casi nadie hablaba del tema y “El aborto en debate” varios años antes de la creación del Ni Una Menos, movimiento del que forma parte. Era “la mami” que hace más de una década le pedía a la directora del colegio de su hija que dijeran “alumnos y alumnas” en vez de usar el masculino como genérico. Y era la jugadora de tenis que luchaba para que la categoría “esposas” cambiara de nombre.

El año pasado publicó “Encendidas, un viaje íntimo por la menopausia” y rompió el molde de nuevo. No sólo porque abordó un tema “tabú”, sino porque lo sacó del clóset sin romantizarlo ni patologizarlo. El libro es una guía para anticiparse y acompañar con información a mujeres que, como ella, se sienten solas a la hora de atravesar esa etapa de la vida. Las 160 páginas narran consultas con especialistas en ginecología/sexualidad, dan explicaciones simples a temas científicos complejos y reproducen diálogos súper personales con mujeres. ¿El resultado? Una exquisita mezcla entre periodismo, literatura, medicina basada en evidencia y “charla de minas”. 

Noticias: Usted se zambulle en terrenos ocultos e incómodos, como los “calores” de la menopausia, las “neblinas mentales”, la falta de líbido… ¡Y lo hace en primera persona! En un pasaje se lee: “No me lubricaba, no tenía ganas de coger, me sentía bajoneada, con autoestima baja y no me reconocía frente al espejo”. ¿Qué la motivó a incorporar un tono tan personal e íntimo, al libro? 

Mariana Carbajal: Es cierto, es mi libro más íntimo. No es que estuve buscando cómo contarlo, me salió en primera persona y hablándole a una amiga, porque tuve una pulsión de hablar de la menopausia. Sentí que el silencio con el que llegamos las mujeres a esta etapa de la vida es otra gran injusticia del patriarcado. No puede ser que todas las que lleguemos a esta edad (todas vamos a pasar por esto, no es algo electivo…) no tengamos la información necesaria para tomar decisiones, para pasarla de la mejor manera y no padecerla. 

Noticias: ¿Es un tema silenciado incluso entre mujeres?

Carbajal: Sí. Hay muchos prejuicios y la verdad es que todavía la palabra “menopáusica” suena como un insulto, como una descalificación. Yo empecé a escuchar testimonios de mujeres que la estaban pasando muy mal, que no sabían lo que les pasaba, que iban a un médico/a y no encontraban una respuesta oportuna. Entonces, frente a eso dije: “Si yo estoy proponiendo esta conversación y me planteo ampliarla, tengo que contar lo que me está pasando porque esa es una invitación a que otras también se animen a hablar”. Si no, ¿todas seguimos mirando para el costado y cambiando de tema, que era lo que yo sentía que venía pasando? El tono íntimo del libro no pasa por una cuestión de “espectacularización” de mi vida o de poner sensacionalismo para que me lean. Para nada. Creo que fue un tono apropiado para hacer más robusta la conversación.

Noticias: Se está robusteciendo. Lanzó un podcast sobre este tema (que es muy escuchado), y además está dando charlas en un teatro.  

Carbajal: Sí. Con Ingrid Beck nos embarcamos en la aventura de hacer el podcast “Encendidas” (disponible en Spotify) y en marzo hicimos presentaciones en un teatro (Picadero) ¡Agotamos las entradas! Ahora vamos a hacer otra el 22 de abril. La propuesta es apropiarnos de la palabra y que empecemos a cambiar la narrativa sobre el tema. Es también una invitación a que nos riamos de cosas que nos pasan, a ponerle humor, es como tomarnos de las manos, abrazarnos, reírnos juntas. Le sacamos el dramatismo porque algunas cosas son dramáticas.  

Noticias: Se crió en una casa feminista en una época en el que ese movimiento no era muy habitual. ¿Qué implicó cuando creció? 

Carbajal: Con mi hermana a veces nos reímos y decimos en broma: “¡Cómo nos cagaron la vida con esto del feminismo!” Porque un poco ser feminista te planta en un lugar de cierta conflictividad en vínculos con tus pares, tu pareja y tus amigas, porque ves cosas que otras personas no ven, y por ahí no quieren ver… Por ejemplo, iba a una clase abierta de computación en el colegio de mi hijo y en una actividad sobre profesiones nos mostraban un software en el que veías que todas las personas con cierta jerarquía en la sociedad eran varones (médicos, científicos…) A mí me incomodaba, pero igual le decía a la maestra, “¿Por qué no ponen una científica o una médica?” Y siempre hay alguien que te dice: “Sólo vos ves esas cosas…” Cuando una se pone lo que nosotras llamamos los “lentes violetas”, no podés no ver ciertas cosas. Y cuando lo empezás a ver -más aún siendo comunicadora- una trata de transmitirlo también. Por eso también doy talleres y charlas. 

Noticias: ¿Cómo ve a los varones hoy? ¿Cree que les cuesta relacionarse con mujeres empoderadas?

Carbajal: No sé… No voy con un “feministómetro” midiendo a los tipos (ríe), pero creo que hay buena voluntad. Me cruzo con varones atentos, que pueden reflexionar sobre la historia, sobre los privilegios, sobre el lugar en el que la sociedad los ubicó (o se han ubicado). Está buena la posibilidad del diálogo, de reflexión. No creo que yo tenga “la verdad”; creo que está bueno abrir las conversaciones. Entonces digo que no nos tengan miedo a las feministas. Pareciera que vamos tomando examen. No, relajen.

Noticias: ¿Qué le diría a quienes califican de “feminazis” a mujeres feministas”? 

Carbajal: Es algo muy funcional al crecimiento de las ultraderechas. Nos quieren estigmatizar y han tomado a los feminismos como uno de sus grandes blancos de la “batalla cultural”. Nos atacan por la famosa “ideología de género”, que es una forma estigmatizante de nombrar todo lo que han sido las transformaciones de ampliación de derechos para mujeres y diversidades de las últimas décadas. Ponernos en un lugar de extremismo apunta a descalificar nuestra palabra. Es muy funcional al retroceso en derechos.

Noticias: Algunos sectores piensan “se les va la mano” o “se pasaron cinco pueblos”. ¿Qué piensa de esas expresiones?

Carbajal: Cuando las mujeres no tienen acceso a decidir sobre su propio cuerpo y son forzadas a embarazos que no quieren continuar, “se pasaron cinco pueblos”. Imagínate si a un tipo lo obligaran a llevar un embarazo y a la crianza de un hijo/a durante toda la vida, sin quererlo… Nadie se pone en ese lugar, en esa piel. ¿Le dirían que “se pasaron cinco pueblos” a las mujeres que a principios del siglo pasado peleaban por el voto femenino y tiraban bombas para hacer ruido para llamar la atención? ¿Por qué no dicen que con los jubilados o la corrupción se pasaron cinco pueblos? Es muy fácil atacar a los feminismos porque hoy somos como el chivo expiatorio de fracasos que tienen que ver con otras causas. 

Noticias: ¿Cree que Milei -más allá de las amenazas- se va a animar a ir en contra de la ley del aborto legal y gratuito? 

Carbajal: Imagino que primero va a medir, porque para la sociedad hoy es un derecho que tiene bastante aval. Supongo que en cuanto tenga la oportunidad y vea que puede ser posible eliminarlo, lo pondrá en juego, pero hoy no creo que sea el contexto. Lo que sí ya ha hecho es no comprar más insumos desde el nivel nacional para garantizar el aborto con medicamentos en las provincias. Lo que está pasando hoy en salud es atroz.

Noticias: Lleva décadas escribiendo historias de vida difíciles. ¿Cuál de ellas la marcó? 

Carbajal: Han sido tantas… (piensa y hace un silencio prolongado). En mis inicios en el periodismo me tocó cubrir una noticia en un barrio popular. Fui a una casa donde no había luz y estuve con una mamá que le tenía que hacer nebulizaciones a su hijo por problemas de broncoespasmo e intentaba darle vapor con una vela. En esa imagen vi la desigualdad, la materialicé. Vi con claridad la desesperación de querer garantizarle lo mejor para un hijo y que las condiciones no te lo permitan. Algunos años después fui mamá y tuve que internar a mi hijo por broncoespasmos. Tenía prepaga, conseguí cama en un sanatorio privado. En un momento tuve que salir a buscarle ropita, llegué a la esquina y se me caían las lágrimas pensando que yo había tenido la oportunidad… En esa sensación y en pensar “qué privilegio que tengo”, me vino como por reflejo la imagen de esa mamá con la vela. No me la saqué jamás de la cabeza.

por Mariana Comolli

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